Google ha pasado de ser un referente en innovación
tecnológica a ser un mero soporte publicitario. Esta afirmación no la hace
nadie ajeno a la compañía estadounidense: el ex trabajador James Whitakker
cuenta en su blog las razones por las que abandonó Google.
Para ilustrar el paso de ser una compañía
tecnológica a un simple y llano soporte publicitario, Whitakker explica que sus
tres últimos meses “fueron un intento vano y desesperado de
recuperar mi pasión por la empresa, de la que me había ido enamorando con el
paso de los años. Sin embargo, fue imposible: había desaparecido la
cultura de innovación tecnológica que me cautivara en
su día. Ya solo quedaba un soporte publicitario que ni
siquiera se preocupaba de tener un contenido atractivo que atrajera a los
anunciantes”.
Continúa contando que “antes, la publicidad en
Google era el peaje a pagar para poder pensar, innovar, crear” y se alentaba a los trabajadores “a ser
emprendedores”. Es más, “así nació el
Gmail o Google Chrome” y “cualquiera que tuviera una idea o una capacidad específica
tenía espacio para desarrollarla”.
Sin embargo, y por culpa de la llegada de Facebook, la estrategia
cambió: “Como la liebre del cuento, Google descubrió al despertar que
había una ‘tortuga’ que amenazaba su liderazgo publicitario. Y que la
información personal acumulada por FB tenía más valor comercial que su garantía
de impactos. Las marcas querían a la red social y no al buscador (…). Había que
reaccionar. De repente la etiqueta 'social' inundó todo, incluida la innovación. Todo
lo que no estuviera orientado a situar a Google+ en el centro del universo era
considerado como una distracción (…). La época en la
que importaba el talento y la creatividad acababa de morir”.
Sobran los comentarios. Por desgracia, la moda en
Internet parece ser desnudar
la intimidad de la gente para conseguir beneficios a través publicidad y
todo a costa de unos usuarios cuya privacidad
está cada vez más limitada.
Para quien quiera profundizar en los desconocidos entresijos del famoso
buscador, el libro Desnudando a Google merece la
pena.
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